lunes, 30 de julio de 2007
jueves, 26 de julio de 2007
Hablan Los diablos
Criminalización del tema cocalero dificulta lucha contra narcotráfico
Real Win MP
Lima, 20/07/2007 (CNR) - Las autoridades del Gobierno central demuestran un pensamiento errado al criminalizar el tema de la hoja de coca como parte de sus esfuerzos por combatir el narcotráfico.
Así lo señaló Alvaro Campana, representante del Programa Democracia y Transformación Global, quien a través de la Coordinadora Nacional de Radio (CNR) compartió algunas conclusiones del libro “Hablan los diablos”.
Dicha investigación cuestiona el enfoque aplicado por el Ejecutivo que trata de establecer vínculos directos entre el movimiento cocalero en el Perú y las bandas dedicadas al tráfico de drogas.
“En principio, creemos que hay un pensamiento único sobre el tema, que no ha contribuido a solucionar el problema del narcotráfico y social de los agricultores”, afirmó.
En tal sentido, señaló que dicha problemática se ha enfocado de una manera fundamentalmente represiva. “Esa política ha pasado por la criminalización del uso de la coca; entonces, se identifica prácticamente a la coca con la cocaína, y a los cocaleros con los narcotraficantes y terroristas”, acotó.
Cabe indicar que esta segunda edición del libro “Hablan los diablos” fue escrito por especialistas en el tema de la coca como Baldomero Cáceres, Hugo Cabieses, Anahí Durand, Ricardo Soberón y Róger Rumrill.
http://www.cnr.org.pe/noticia.php?id=18851
Real Win MP
Lima, 20/07/2007 (CNR) - Las autoridades del Gobierno central demuestran un pensamiento errado al criminalizar el tema de la hoja de coca como parte de sus esfuerzos por combatir el narcotráfico.
Así lo señaló Alvaro Campana, representante del Programa Democracia y Transformación Global, quien a través de la Coordinadora Nacional de Radio (CNR) compartió algunas conclusiones del libro “Hablan los diablos”.
Dicha investigación cuestiona el enfoque aplicado por el Ejecutivo que trata de establecer vínculos directos entre el movimiento cocalero en el Perú y las bandas dedicadas al tráfico de drogas.
“En principio, creemos que hay un pensamiento único sobre el tema, que no ha contribuido a solucionar el problema del narcotráfico y social de los agricultores”, afirmó.
En tal sentido, señaló que dicha problemática se ha enfocado de una manera fundamentalmente represiva. “Esa política ha pasado por la criminalización del uso de la coca; entonces, se identifica prácticamente a la coca con la cocaína, y a los cocaleros con los narcotraficantes y terroristas”, acotó.
Cabe indicar que esta segunda edición del libro “Hablan los diablos” fue escrito por especialistas en el tema de la coca como Baldomero Cáceres, Hugo Cabieses, Anahí Durand, Ricardo Soberón y Róger Rumrill.
http://www.cnr.org.pe/noticia.php?id=18851
domingo, 1 de julio de 2007
PARA QUE QUIEREN AL CHINO SI TIENEN A ALAN
¿Para que quieren al chino si tienen a Alan? Estamos igual o tal vez peor que en la época de la dictadura, que avaló Rafael Rey (tan respetuoso de la ley él),porque nos hemos comido el cuento de que esto es una democracia. Pruebas al canto: matan mineros, censuras por todos lados, paramilitarismo y amedrentamientos a las organizaciones sociales. Como dice la canción de Bersuit Bergarabat: "i esto no es una ictadura...qué es, qué es..."
Durante intento de allanamiento al local de la Asociación Reflexión
AMENAZAN DE MUERTE A INOCENTES LIBERADOS ACUSADOS
DE TERRORISMO DURANTE DICTADURA FUJIMONTESINISTA
Autores tenían porte militar, estaban armados y filmaban local de Asociación Reflexión de Inocentes Liberados.
Los miembros de la Asociación Reflexión de Inocentes Liberados (ARIL) denunciamos ante la opinión pública nacional e internacional que sujetos armados, de civil y con porte militar –presumiblemente de los servicios de inteligencia nacionales- intentaron allanar nuestro local institucional y al no lograr su objetivo amenazaron de muerte a los dirigentes nacionales.
Ante estas amenazas el presidente de ARIL, Edgar Rivadeneyra Macedo y la vicepresidenta Gladys Canales Martínez demandaron al gobierno a tomar cartas en el asunto y anunciaron que solicitarán garantías para sus vidas, pues constantemente reciben llamadas intimidatorias.
Los hechos se produjeron la tarde de hoy 27 de junio a la 1:30 cuando los socios de ARIL encontramos a dos sujetos de porte atlético filmando al detalle la puerta de nuestro local ubicado en el Cercado de Lima.
El presidente de nuestra asociación, Edgar Rivadeneyra Macedo retuvo al sujeto quien de inmediato pasó la cámara a otra persona que salió corriendo del edificio donde funciona nuestro local institucional.
Otros dos socios ayudaron a Rivadeneyra a retener al sospechoso –quien tenía un arma en la cintura- y no se identificó, ni quiso decir porque filmaba las instalaciones del local.
A los pocos minutos aparecieron otros cinco sujetos, todos varones, con porte militar y con armas al cinto, quienes a agredieron a los socios de ARIL y se llevaron a buen recaudo al sujeto que había sido sorprendido con la filmadora.
Los sujetos al retirarse amenazaron de muerte al presidente Edgar Rivadeneyra y a Gladys Canales.
Cabe precisar que esto forma parte de una campaña de amedrentamiento contra los inocentes liberados que en la época del Fujimontesinismo fueron injustamente acusados del delito de terrorismo y que hoy se han vuelto en activistas de los Derechos Humanos, en busca de las reparaciones y una auténtica política de Reconciliación Nacional.
ARIL, reúne a más de 700 inocentes liberados a nivel nacional que fueron encarcelados durante el régimen fujimontesinista, y fueron liberados a través de las recomendaciones de la comisión especial que presidió el entonces Defensor del Pueblo , Jorge Santistevan de Noriega e integró el desaparecido, Padre Huber Lanssier.
También están afiliados los acusados por terrorismo que fueron absueltos por los Tribunales Sin Rostro.
Edgar Rivadeneyra Macedo Gladys Canales Martínez
Presidente Vice presidente
Durante intento de allanamiento al local de la Asociación Reflexión
AMENAZAN DE MUERTE A INOCENTES LIBERADOS ACUSADOS
DE TERRORISMO DURANTE DICTADURA FUJIMONTESINISTA
Autores tenían porte militar, estaban armados y filmaban local de Asociación Reflexión de Inocentes Liberados.
Los miembros de la Asociación Reflexión de Inocentes Liberados (ARIL) denunciamos ante la opinión pública nacional e internacional que sujetos armados, de civil y con porte militar –presumiblemente de los servicios de inteligencia nacionales- intentaron allanar nuestro local institucional y al no lograr su objetivo amenazaron de muerte a los dirigentes nacionales.
Ante estas amenazas el presidente de ARIL, Edgar Rivadeneyra Macedo y la vicepresidenta Gladys Canales Martínez demandaron al gobierno a tomar cartas en el asunto y anunciaron que solicitarán garantías para sus vidas, pues constantemente reciben llamadas intimidatorias.
Los hechos se produjeron la tarde de hoy 27 de junio a la 1:30 cuando los socios de ARIL encontramos a dos sujetos de porte atlético filmando al detalle la puerta de nuestro local ubicado en el Cercado de Lima.
El presidente de nuestra asociación, Edgar Rivadeneyra Macedo retuvo al sujeto quien de inmediato pasó la cámara a otra persona que salió corriendo del edificio donde funciona nuestro local institucional.
Otros dos socios ayudaron a Rivadeneyra a retener al sospechoso –quien tenía un arma en la cintura- y no se identificó, ni quiso decir porque filmaba las instalaciones del local.
A los pocos minutos aparecieron otros cinco sujetos, todos varones, con porte militar y con armas al cinto, quienes a agredieron a los socios de ARIL y se llevaron a buen recaudo al sujeto que había sido sorprendido con la filmadora.
Los sujetos al retirarse amenazaron de muerte al presidente Edgar Rivadeneyra y a Gladys Canales.
Cabe precisar que esto forma parte de una campaña de amedrentamiento contra los inocentes liberados que en la época del Fujimontesinismo fueron injustamente acusados del delito de terrorismo y que hoy se han vuelto en activistas de los Derechos Humanos, en busca de las reparaciones y una auténtica política de Reconciliación Nacional.
ARIL, reúne a más de 700 inocentes liberados a nivel nacional que fueron encarcelados durante el régimen fujimontesinista, y fueron liberados a través de las recomendaciones de la comisión especial que presidió el entonces Defensor del Pueblo , Jorge Santistevan de Noriega e integró el desaparecido, Padre Huber Lanssier.
También están afiliados los acusados por terrorismo que fueron absueltos por los Tribunales Sin Rostro.
Edgar Rivadeneyra Macedo Gladys Canales Martínez
Presidente Vice presidente
INTRODUCCION A LA VIDA NO FASCISTA Michel Foucault
INTRODUCCION A LA VIDA NO-FASCISTA
MICHEL FOUCAULT
(PREFACIO AL ANTI-EDIPO DE DELEUZE Y GUATTARI)
Durante los años 1945-1965 (estoy pensando en Europa) existía una cierta forma de pensar correctamente, un cierto estilo de discurso político, una determinada ética del intelectual. Había que codearse con Marx, no dejar uno vagar sus sueños muy lejos de Freud, y tratar los sistemas de signos -el significante- con el mayor de los respetos. Estas eran las tres condiciones que hacían aceptable esa singular ocupación que es la de escribir y enunciar una parte de verdad acerca de uno mismo y de su época.
Luego vinieron los cinco años breves, apasionados, de júbilo y de enigma. A las puertas de nuestro mundo, Vietnam, por supuesto, y el primer gran golpe asestado a los poderes constituidos. Pero aquí, al interior de nuestros muros, ¿qué era exactamente lo que sucedía? ¿Una amalgama de política revolucionaria y antirrepresiva? ¿Una guerra librada en dos frentes: contra la explotación social y la represión psíquica? ¿Una oleada de libido modulada por la lucha de clases? Posiblemente. Comoquiera que sea, ha sido por medio de esta interpretación familiar y dualista como han pretendido explicarse los acontecimientos de aquellos años. El sueño que, entre la Primera Guerra Mundial y el advenimiento del fascismo, extendió su encantamiento sobre las partes más utópicas de Europa -la Alemania de Wilheim Reich y la Francia de los surrealistas- retornó para abrasar la realidad misma: Marx y Freud bajo la misma luz incandescente.
Pero, ¿fue realmente eso lo que pasó? ¿Había sido reanudado el proyecto utópico de los años treinta, esta vez a escala de la práctica histórica? ¿O se trataba, por el contrario, de un movimiento hacia luchas políticas que no se ajustaban ya al modelo prescrito por la tradición marxista, hacia una experiencia y una tecnología del deseo que ya no eran freudianas? Es cierto que se enarbolaron las viejas banderas, pero el combate cambió y se desplazó hacia nuevas zonas.
El Anti Edipo muestra, en primer lugar, la extensión del terreno cubierto. Pero hace mucho más que eso. No pierde el tiempo desacreditando los viejos ídolos, aun cuando se divierte mucho con Freud. Lo más importante es que nos incita a ir más allá.
Sería un error leer el Anti Edipo como la nueva referencia teórica (ustedes saben, esa famosa teoría que nos han anunciado tan a menudo: la que ha de englobarlo todo, la que finalmente totaliza y tranquiliza, aquella que nos aseguran que tanto necesitamos en esta época de dispersión y especialización carente de ‘esperanza’). No debemos buscar una ‘filosofía’ en esta profusión extraordinaria de nociones nuevas y de conceptos-sorpresa: el Anti Edipo no es un Hegel ostentoso. Creo que la mejor manera de leer el Anti Edipo es abordándolo como un ‘arte’ en el sentido expresado, por ejemplo, en el término ‘arte erótico’. Al apoyarse en las nociones aparentemente abstractas de multiplicidades, flujos, dispositivos y conexiones, el análisis de la relación del deseo con la realidad y con la máquina capitalista aporta respuestas a preguntas concretas. Preguntas que no se preocupan tanto por el por qué de esto o aquello sino por el cómo proceder. ¿Cómo se introduce el deseo en el pensamiento, en el discurso, en la acción? ¿Cómo puede y debe desplegar sus fuerzas el deseo en la esfera de lo político e intensificarse en el proceso de derrocar el orden establecido? Ars erotica, ars theoretica, ars politica.
De allí provienen los tres adversarios a los que se enfrenta el Anti Edipo. Tres adversarios que no poseen la misma fuerza, que representan diversos grados de amenaza, y a los que este libro combate con medios diferentes:
1) Los ascetas políticos, los militantes tristes, los terroristas de la teoría, aquellos que querrían preservar el orden puro de la política y del discurso político. Burócratas de la revolución y funcionarios de la Verdad.
2) Los técnicos del deseo, lamentables: los psicoanalistas y semiólogos de cada signo y cada síntoma, que quisieran reducir la multiplicidad del deseo a la ley binaria de la estructura y la falta.
3) Por último, el mayor enemigo, el adversario estratégico (la oposición a sus otros enemigos es más un compromiso táctico): es el fascismo. Y no sólo el fascismo histórico de Hitler y Mussolini -quienes tan bien supieron movilizar y utilizar el deseo de las masas- sino también el fascismo que se halla dentro de todos nosotros, dentro de nuestras cabezas y nuestras conductas cotidianas, el fascismo que nos hace amar el poder, desear aquello mismo que nos domina y nos explota.
Yo diría que el Anti Edipo (con perdón de sus autores) es un libro de ética, el primer libro de ética que se haya escrito en Francia en mucho tiempo (tal vez eso explica por qué su éxito no se limitó a un público en particular: ser anti-edípico se ha vuelto un estilo de vida, un modo de pensar y de vivir). ¿Cómo evita uno ser fascista aún cuando (especialmente cuando) uno cree ser un militante revolucionario? ¿Cómo librar de fascismo nuestro discurso y nuestros actos, nuestro corazón y nuestros placeres? ¿Cómo descubrir el fascismo arraigado en nuestro comportamiento? Los moralistas cristianos buscaban las huellas de la carne asentadas en los repliegues del alma. Deleuze y Guattari, por su parte, están al acecho de las más pequeñas huellas del fascismo en el cuerpo.
En un modesto homenaje a San Francisco de Sales, podría decirse que el Anti Edipo es una Introducción a la vida no fascista.
Este arte de vivir, contrario a todas las formas de fascismo, estén presentes o a punto de aparecer, se acompaña de cierto número de principios esenciales, que resumiría de la manera siguiente si debiera hacer de esta gran obra un manual o una guía para la vida cotidiana:
Liberad la acción política de toda forma de paranoia unitaria y totalizante.
Desarrollad la acción, el pensamiento y los deseos por proliferación, yuxtaposición y disyunción, no por subdivisión o jerarquización piramidal.
Libráos de las viejas categorías de lo Negativo (la ley, el límite, la castración, la falta, la laguna) que el pensamiento occidental ha considerado durante tanto tiempo sagradas como forma de poder y modo de acceso a la realidad. Preferid lo positivo y lo múltiple, la diferencia a la uniformidad, los flujos a las unidades, los dispositivos móviles a los sistemas. Considerad que lo productivo no es sedentario sino nómada.
No penséis que haya que estar triste para ser un militante, aun cuando lo que se combata sea abominable. Es la conexión entre el deseo y la realidad (y no su retirada hacia las formas de la representación) lo que posee fuerza revolucionaria.
No utilicéis el pensamiento para basar una práctica política en la Verdad; ni la acción política para desacreditar una línea de pensamiento como si ésta no fuera más que especulación pura. Utilizad la práctica política como un intensificador del pensamiento, y el análisis como multiplicador de las formas y los ámbitos de intervención de la acción política.
No exijáis de la política el restablecimiento de los ‘derechos’ del individuo tal como han sido definidos por la filosofía. El individuo es producto del poder. Lo que se necesita es ‘desindividualizar’ mediante la multiplicación, el desplazamiento, y las combinaciones diversas. El grupo no ha de ser un lazo orgánico que una individuos jerarquizados, sino un constante generador de desindividualización.
No os enamoréis del poder.
Podría llegar a decirse que Deleuze y Guattari buscan tan poco el poder que han intentado neutralizar los efectos de poder ligados a su propio discurso. De ahí los juegos y las trampas desperdigados por todo el libro, que hacen de su traducción un verdadero desafío. Pero no son éstas las trampas familiares de la retórica, que buscan seducir al lector sin ser él consciente de la manipulación, y que terminan sumándolo contra su voluntad a la causa de los autores. Las trampas del Anti Edipo son las trampas del humor: invitaciones a dejarse expulsar, a despedirse del texto con un portazo. A menudo el libro lleva a uno a creer que no es otra cosa más que diversión y juego, cuando sin embargo algo esencial está teniendo lugar, algo de la mayor seriedad: el rastreo de todas las variedades de fascismo, desde aquellas enormes que nos rodean y aplastan hasta las pequeñas formas que constituyen la tiránica amargura de nuestra vida cotidiana.
MICHEL FOUCAULT
(PREFACIO AL ANTI-EDIPO DE DELEUZE Y GUATTARI)
Durante los años 1945-1965 (estoy pensando en Europa) existía una cierta forma de pensar correctamente, un cierto estilo de discurso político, una determinada ética del intelectual. Había que codearse con Marx, no dejar uno vagar sus sueños muy lejos de Freud, y tratar los sistemas de signos -el significante- con el mayor de los respetos. Estas eran las tres condiciones que hacían aceptable esa singular ocupación que es la de escribir y enunciar una parte de verdad acerca de uno mismo y de su época.
Luego vinieron los cinco años breves, apasionados, de júbilo y de enigma. A las puertas de nuestro mundo, Vietnam, por supuesto, y el primer gran golpe asestado a los poderes constituidos. Pero aquí, al interior de nuestros muros, ¿qué era exactamente lo que sucedía? ¿Una amalgama de política revolucionaria y antirrepresiva? ¿Una guerra librada en dos frentes: contra la explotación social y la represión psíquica? ¿Una oleada de libido modulada por la lucha de clases? Posiblemente. Comoquiera que sea, ha sido por medio de esta interpretación familiar y dualista como han pretendido explicarse los acontecimientos de aquellos años. El sueño que, entre la Primera Guerra Mundial y el advenimiento del fascismo, extendió su encantamiento sobre las partes más utópicas de Europa -la Alemania de Wilheim Reich y la Francia de los surrealistas- retornó para abrasar la realidad misma: Marx y Freud bajo la misma luz incandescente.
Pero, ¿fue realmente eso lo que pasó? ¿Había sido reanudado el proyecto utópico de los años treinta, esta vez a escala de la práctica histórica? ¿O se trataba, por el contrario, de un movimiento hacia luchas políticas que no se ajustaban ya al modelo prescrito por la tradición marxista, hacia una experiencia y una tecnología del deseo que ya no eran freudianas? Es cierto que se enarbolaron las viejas banderas, pero el combate cambió y se desplazó hacia nuevas zonas.
El Anti Edipo muestra, en primer lugar, la extensión del terreno cubierto. Pero hace mucho más que eso. No pierde el tiempo desacreditando los viejos ídolos, aun cuando se divierte mucho con Freud. Lo más importante es que nos incita a ir más allá.
Sería un error leer el Anti Edipo como la nueva referencia teórica (ustedes saben, esa famosa teoría que nos han anunciado tan a menudo: la que ha de englobarlo todo, la que finalmente totaliza y tranquiliza, aquella que nos aseguran que tanto necesitamos en esta época de dispersión y especialización carente de ‘esperanza’). No debemos buscar una ‘filosofía’ en esta profusión extraordinaria de nociones nuevas y de conceptos-sorpresa: el Anti Edipo no es un Hegel ostentoso. Creo que la mejor manera de leer el Anti Edipo es abordándolo como un ‘arte’ en el sentido expresado, por ejemplo, en el término ‘arte erótico’. Al apoyarse en las nociones aparentemente abstractas de multiplicidades, flujos, dispositivos y conexiones, el análisis de la relación del deseo con la realidad y con la máquina capitalista aporta respuestas a preguntas concretas. Preguntas que no se preocupan tanto por el por qué de esto o aquello sino por el cómo proceder. ¿Cómo se introduce el deseo en el pensamiento, en el discurso, en la acción? ¿Cómo puede y debe desplegar sus fuerzas el deseo en la esfera de lo político e intensificarse en el proceso de derrocar el orden establecido? Ars erotica, ars theoretica, ars politica.
De allí provienen los tres adversarios a los que se enfrenta el Anti Edipo. Tres adversarios que no poseen la misma fuerza, que representan diversos grados de amenaza, y a los que este libro combate con medios diferentes:
1) Los ascetas políticos, los militantes tristes, los terroristas de la teoría, aquellos que querrían preservar el orden puro de la política y del discurso político. Burócratas de la revolución y funcionarios de la Verdad.
2) Los técnicos del deseo, lamentables: los psicoanalistas y semiólogos de cada signo y cada síntoma, que quisieran reducir la multiplicidad del deseo a la ley binaria de la estructura y la falta.
3) Por último, el mayor enemigo, el adversario estratégico (la oposición a sus otros enemigos es más un compromiso táctico): es el fascismo. Y no sólo el fascismo histórico de Hitler y Mussolini -quienes tan bien supieron movilizar y utilizar el deseo de las masas- sino también el fascismo que se halla dentro de todos nosotros, dentro de nuestras cabezas y nuestras conductas cotidianas, el fascismo que nos hace amar el poder, desear aquello mismo que nos domina y nos explota.
Yo diría que el Anti Edipo (con perdón de sus autores) es un libro de ética, el primer libro de ética que se haya escrito en Francia en mucho tiempo (tal vez eso explica por qué su éxito no se limitó a un público en particular: ser anti-edípico se ha vuelto un estilo de vida, un modo de pensar y de vivir). ¿Cómo evita uno ser fascista aún cuando (especialmente cuando) uno cree ser un militante revolucionario? ¿Cómo librar de fascismo nuestro discurso y nuestros actos, nuestro corazón y nuestros placeres? ¿Cómo descubrir el fascismo arraigado en nuestro comportamiento? Los moralistas cristianos buscaban las huellas de la carne asentadas en los repliegues del alma. Deleuze y Guattari, por su parte, están al acecho de las más pequeñas huellas del fascismo en el cuerpo.
En un modesto homenaje a San Francisco de Sales, podría decirse que el Anti Edipo es una Introducción a la vida no fascista.
Este arte de vivir, contrario a todas las formas de fascismo, estén presentes o a punto de aparecer, se acompaña de cierto número de principios esenciales, que resumiría de la manera siguiente si debiera hacer de esta gran obra un manual o una guía para la vida cotidiana:
Liberad la acción política de toda forma de paranoia unitaria y totalizante.
Desarrollad la acción, el pensamiento y los deseos por proliferación, yuxtaposición y disyunción, no por subdivisión o jerarquización piramidal.
Libráos de las viejas categorías de lo Negativo (la ley, el límite, la castración, la falta, la laguna) que el pensamiento occidental ha considerado durante tanto tiempo sagradas como forma de poder y modo de acceso a la realidad. Preferid lo positivo y lo múltiple, la diferencia a la uniformidad, los flujos a las unidades, los dispositivos móviles a los sistemas. Considerad que lo productivo no es sedentario sino nómada.
No penséis que haya que estar triste para ser un militante, aun cuando lo que se combata sea abominable. Es la conexión entre el deseo y la realidad (y no su retirada hacia las formas de la representación) lo que posee fuerza revolucionaria.
No utilicéis el pensamiento para basar una práctica política en la Verdad; ni la acción política para desacreditar una línea de pensamiento como si ésta no fuera más que especulación pura. Utilizad la práctica política como un intensificador del pensamiento, y el análisis como multiplicador de las formas y los ámbitos de intervención de la acción política.
No exijáis de la política el restablecimiento de los ‘derechos’ del individuo tal como han sido definidos por la filosofía. El individuo es producto del poder. Lo que se necesita es ‘desindividualizar’ mediante la multiplicación, el desplazamiento, y las combinaciones diversas. El grupo no ha de ser un lazo orgánico que una individuos jerarquizados, sino un constante generador de desindividualización.
No os enamoréis del poder.
Podría llegar a decirse que Deleuze y Guattari buscan tan poco el poder que han intentado neutralizar los efectos de poder ligados a su propio discurso. De ahí los juegos y las trampas desperdigados por todo el libro, que hacen de su traducción un verdadero desafío. Pero no son éstas las trampas familiares de la retórica, que buscan seducir al lector sin ser él consciente de la manipulación, y que terminan sumándolo contra su voluntad a la causa de los autores. Las trampas del Anti Edipo son las trampas del humor: invitaciones a dejarse expulsar, a despedirse del texto con un portazo. A menudo el libro lleva a uno a creer que no es otra cosa más que diversión y juego, cuando sin embargo algo esencial está teniendo lugar, algo de la mayor seriedad: el rastreo de todas las variedades de fascismo, desde aquellas enormes que nos rodean y aplastan hasta las pequeñas formas que constituyen la tiránica amargura de nuestra vida cotidiana.
POR UN NUEVO MOVIMIENTO UNIVERSITARIO POR UNA NUEVA REFORMA UNIVERSITARIA
POR UN NUEVO MOVIMIENTO UNIVERSITARIO, POR UNA NUEVA REFORMA UNIVERSITARIA
Alvaro Campana Ocampo
"La educación gratuita, laica y obligatoria" es una usada receta del viejo ideario demo-liberal-burgués. Todos los radicaloides, todos los liberaloides de Hispanoamérica la han inscrito en sus programas. Intrínsecamente, este anciano principio no tiene, pues ningún sentido renovador, ninguna potencia revolucionaria" José Carlos Mariátegui.
No es un secreto para nadie que la universidad pública se encuentra en una grave crisis, no solamente de carácter económico -como quieren mostrar quienes hoy usan este argumento como coartada de un continuismo que promueve el facilismo y la mediocridad (desde la ANR y los rectores corruptos, pasando por los privatistas de lo universitario, hasta los radicaloides de todo pelaje): se encuentra fundamentalmente en una crisis de sentido. Contra lo que creen los economicistas que de manera espasmódica reaccionan cuando se trata de defender la "gratuidad", el problema de la universidad pública es resultado de una serie de factores externos pero fundamentalmente de factores internos: deviene de la incapacidad que hemos tenido sus miembros para autogobernarnos; para discutir el sentido del conocimiento -en el que sigue primando el positivismo y patrones epistemológicos eurocéntricos y colonialistas justo cuando el conocimiento se ha vuelto la clave del poder- para vincularnos con las sociedad en su conjunto y responder a sus exigencias y necesidades de liberación social pese a que es ella la que permite que nosotros accedamos a la universidad. Y por supuesto, de sus estructuras de organización y gobierno que han alimentado y exacerbado tal situación.
Caro favor que le hemos hecho los universitarios de las universidades públicas a las clases dominantes, quienes desde un Estado puesto a su servicio, alentaron la muerte por inanición de la universidad pública y no bajo las orientaciones del Banco Mundial como ocurrió en otros países donde la universidad pública fue puesta directamente al servicio de los proyectos de dominación y exclusión. Nuestra mediocre clase dominante no llegó siquiera a eso, abandonó la Universidad a la privatización de los grupos radicaloides y corporativistas (que se denominan de izquierda!) que la hicieron a lo largo de estos años un lugar de clientelaje y corrupción extensivo a los sectores populares cada vez más cautivados por las salidas individualistas y pragmáticas en beneficio propio. Cabe preguntarse pues si tanta verborrea "radical" y tantos años de control de los grupos de "izquierda" de la universidad produjo alguna generación de profesionales capaz de plantear derroteros u horizontes que nos permitan salir de la crisis en que se halla el país. La realidad es que sólo se han producido profesionales arribistas y mediocres que no tienen ninguna incidencia en la vida nacional, que no son conciencia crítica del país, y cuya mayor consigna ha sido "Salvo el cartón, todo es ilusión".
¿No es cierto acaso que la universidad es una institución autista, convertida en tierra de nadie por quienes jugaron a la politiquería y a la guerra legitimando a la mano dura de la dictadura fujimorista y alejándola de los grandes problemas nacionales? ¿No es cierto acaso que la universidad ha actuado más como destructora de nuestra herencia cultural, de nuestra diversidad cultural y natural reproduciendo el mito capitalista del progreso (disfrazada de socialista por las ortodoxias marxistas)? Más allá de quienes se contentan con repetir las fórmulas de Mariátegui ¿Está reflexionando la universidad pública o tiene alguna posición frente a las premisas sobre las que se estructura el poder mundial y que nos condenan a la subordinación en la denominada globalización capitalista? ¿No se ha reducido la universidad a ser reproductora de una razón instrumental, promoviendo la separación entre saberes como compartimientos estancos que imposibilitan conjugar ética y conocimiento así como la relación entre las diferentes disciplinas? ¿Estamos produciendo conocimientos y profesionales que se articulen a las necesidades diversas del país, estamos contribuyendo a la elaboración de alternativas de convivencia, libertad y desarrollo que nos emancipen de los patrones de desarrollo que genera el conocimiento de los "amos del mundo"?
El problema de la universidad también y de manera importante tiene que ver con las bajas rentas que le otorga el Estado para pagar una infame deuda eterna, hecho que denunciamos y combatimos, pero contra la autocomplacencia debemos ejercitar el uso de la razón y preguntarnos si la actual situación - de la universidad pública cambiaría si es que se triplicaran las rentas, para nosotros es obvio que no. La explicación economicista no nos es suficiente, pues si sólo de recursos se tratara Marx jamás hubiera entendido como clase revolucionaria al cada vez más expoliado proletariado, y jamás hubiera pensado que era portador de la elevación moral y cultural de toda la humanidad; tampoco hubiera sido posible que tipos como Mariátegui -que nunca pasaron por la universidad- y se desenvolvieron en difíciles condiciones- lograran ser los más brillantes intelectuales del país.
Necesitamos ubicar el tema de la universidad en otros términos, a fin de resolver la crisis de sentido que arrastra a otras crisis, como por ejemplo la crisis emanada de la corrupción, el clientelaje y corporativismo hoy encarnadas en estudiantes, docentes y trabajadores que privilegian -paradójicamente privatizándola- sus propios intereses, a los de la universidad pública. La universidad hace tiempo que ha sido privatizada por estos aspectos de la subjetividad de sus actores, por su desconexión con los intereses de la sociedad y su cada vez mayor articulación a un mercado estrecho y articulado a una economía dependiente a la que buscan afanosamente llegar los futuros profesionales cueste lo que cueste. El problema central de la universidad es qué tipo de conocimientos se producen y reproducen y en función de qué proyectos: en la universidad no hemos reflexionado en lo más mínimo sobre este aspecto.
Cualquier proyecto colectivo que se proponga la emancipación social no puede ayudar a convertir a la universidad pública en tierra de nadie, en campo de batalla (como lo hicieran Sendero Luminoso, el MRTA o la dictadura Fujimorista), ni botín económico o político (como lo hizo la vieja izquierda que hoy es el pasado en copa nueva), ni en empresa como quisieran los ingenuos émulos del "libre mercado y la eficiencia competitiva". La universidad pública tiene que ser un espacio al servicio de la emancipación, desde su particular perspectiva y especificidad, libre de las amarras del poder político (léase gobierno) y del poder económico, lo que no significa que no tenga responsabilidades para con la sociedad. No se trata entonces de hablar cosas en el aire sin vinculación con nuestra realidad cotidiana. No todo son aspectos negativos, en las universidades públicas existe un potencial y una reserva moral impresionante, que ha sobrevivido gracias a quienes han entendido su importancia.
¿Le interesa todo esto a los autodenominados “radicales”? Hoy que las universidades y sus “estamentos” gremiales se movilizan por más rentas, estamos convencidos que cualquier cambio sustantivo en la universidad será obra de actores que vayan más allá del ramplón economicismo, sazonado de una idea vaga de autonomía (en lo que paradójicamente se confluye con los que hoy administran universidades con fines de lucro) o quienes creen que el problema de la corrupción es sólo un problema moral de las autoridades y hoy buscan reemplazarlas para continuar con el círculo vicioso (no debe sorprendernos que sea la misma izquierda corrupta la que desde la oposición a las autoridades y/o siendo parte de las enquistadas y burocratizadas direcciones de las universidades se turne en los gobiernos de elas mismas siendo el de la corrupción un problema endémico).
Creemos entonces que, es necesario ir más allá del economicismo, el problema de la universidad debe abordarse desde su sentido y sus funciones. La universidad pública debe orientarse clara y definidamente a la producción de saberes para un proyecto emancipatorio del país, articulados a los intereses y necesidades de su entorno, contribuyendo a nuestra descolonización de forma integral. Ni sometida a los intereses del poder político ni económico, pero con gran responsabilidad social. Es necesario defender la universidad pública. Debemos exigir menos pago a la deuda externa y más financiamiento a la educación pública y a la Universidad en particular, a fin de hacerla eje de un desarrollo autónomo del país, con cabida para todos los peruanos. Debe buscarse mayor financiación estatal -a pesar del abandono estatal- pero a la vez debe haber una participación de los universitarios respecto al uso de los recursos y sus prioridades, exigiendo la máxima fiscalización y transparencia. El Estado no debe desentenderse de sus obligaciones. Acabar con el cernidor discriminatorio de las "Pre" que otorgan más oportunidades a quienes tienen más dinero. Las "Pre" no debe desaparecer como centro de preparación, pero si como posibilidad de ingreso, debe ser fuente de ingresos valiéndose de la calidad de sus servicios, pero no favoreciendo a quienes puedan pagarla.
Es necesario abrir un franco debate sobre la pertinencia -el sentido- y las características estructurales de la universidad pública en el Perú. Esto implica asumir, como generación y en consonancia con los nuevos retos que plantea la escena contemporánea una nueva Reforma Universitaria que parta de un nuevo movimiento universitario. Esto a su vez debe traducirse en una nueva legislación sobre la universidad, además se deben abolir las universidades con fines de lucro.
Apostar por la construcción de un nuevo movimiento universitario, que tenga representatividad democrática, que combata el corporativismo y el clientelaje de cualquier índole; que promueva y se sostenga sobre prácticas concretas de creación de saberes al servicio de una sociedad más libre y solidaria, sin ninguna forma de dominación por razones de clase, cultura, sexo, orientación sexual, fe religiosa etc. trabajando por una sociedad inclusiva que promueva la diversidad.
Fortalecer los procesos de reforma académica, los mismos que deben ser permanentes, es necesario por ello el involucramiento de la comunidad universitaria en su conjunto, así como el abrir las puertas a la participación de la propia sociedad. Así mismo debe volver a ser el eje de la tarea universitaria, la investigación enraizada en las necesidades del país. Por ello nos hacemos parte de la convocatoria a salir de la indiferencia, a no aceptar más prejuicios, a promover el uso de la discusión racional y alturada, a combatir cualquier forma de corrupción. A construir una cultura de estudio y solidaridad, de crítica ante lo aparentemente naturalizado y orientada al compromiso por un mundo distinto en el que se desplieguen todas las capacidades humanas. A construir una corriente alternativa y radical de izquierda generando una voluntad colectiva de transformación de la universidad que no se acabe en la elaboración programática sino que encarne un poder constituyente que empiece a construir aquí y ahora una universidad para la emancipación social. A no fetichizarla como si fuera el único camino o el único espacio donde se producen saberes, aceptando nuestra particular condición de universitarios que saben que el mundo está más allá de nosotros y que es sostenido fundamentalmente por quienes con la creatividad de su trabajo y con las diversas formas de inteligencia mantienen este mundo con vida y siguen pugnando por mantener y enriquecer la vida. Dotemos a la universidad de potencia revolucionaria.
Alvaro Campana Ocampo
"La educación gratuita, laica y obligatoria" es una usada receta del viejo ideario demo-liberal-burgués. Todos los radicaloides, todos los liberaloides de Hispanoamérica la han inscrito en sus programas. Intrínsecamente, este anciano principio no tiene, pues ningún sentido renovador, ninguna potencia revolucionaria" José Carlos Mariátegui.
No es un secreto para nadie que la universidad pública se encuentra en una grave crisis, no solamente de carácter económico -como quieren mostrar quienes hoy usan este argumento como coartada de un continuismo que promueve el facilismo y la mediocridad (desde la ANR y los rectores corruptos, pasando por los privatistas de lo universitario, hasta los radicaloides de todo pelaje): se encuentra fundamentalmente en una crisis de sentido. Contra lo que creen los economicistas que de manera espasmódica reaccionan cuando se trata de defender la "gratuidad", el problema de la universidad pública es resultado de una serie de factores externos pero fundamentalmente de factores internos: deviene de la incapacidad que hemos tenido sus miembros para autogobernarnos; para discutir el sentido del conocimiento -en el que sigue primando el positivismo y patrones epistemológicos eurocéntricos y colonialistas justo cuando el conocimiento se ha vuelto la clave del poder- para vincularnos con las sociedad en su conjunto y responder a sus exigencias y necesidades de liberación social pese a que es ella la que permite que nosotros accedamos a la universidad. Y por supuesto, de sus estructuras de organización y gobierno que han alimentado y exacerbado tal situación.
Caro favor que le hemos hecho los universitarios de las universidades públicas a las clases dominantes, quienes desde un Estado puesto a su servicio, alentaron la muerte por inanición de la universidad pública y no bajo las orientaciones del Banco Mundial como ocurrió en otros países donde la universidad pública fue puesta directamente al servicio de los proyectos de dominación y exclusión. Nuestra mediocre clase dominante no llegó siquiera a eso, abandonó la Universidad a la privatización de los grupos radicaloides y corporativistas (que se denominan de izquierda!) que la hicieron a lo largo de estos años un lugar de clientelaje y corrupción extensivo a los sectores populares cada vez más cautivados por las salidas individualistas y pragmáticas en beneficio propio. Cabe preguntarse pues si tanta verborrea "radical" y tantos años de control de los grupos de "izquierda" de la universidad produjo alguna generación de profesionales capaz de plantear derroteros u horizontes que nos permitan salir de la crisis en que se halla el país. La realidad es que sólo se han producido profesionales arribistas y mediocres que no tienen ninguna incidencia en la vida nacional, que no son conciencia crítica del país, y cuya mayor consigna ha sido "Salvo el cartón, todo es ilusión".
¿No es cierto acaso que la universidad es una institución autista, convertida en tierra de nadie por quienes jugaron a la politiquería y a la guerra legitimando a la mano dura de la dictadura fujimorista y alejándola de los grandes problemas nacionales? ¿No es cierto acaso que la universidad ha actuado más como destructora de nuestra herencia cultural, de nuestra diversidad cultural y natural reproduciendo el mito capitalista del progreso (disfrazada de socialista por las ortodoxias marxistas)? Más allá de quienes se contentan con repetir las fórmulas de Mariátegui ¿Está reflexionando la universidad pública o tiene alguna posición frente a las premisas sobre las que se estructura el poder mundial y que nos condenan a la subordinación en la denominada globalización capitalista? ¿No se ha reducido la universidad a ser reproductora de una razón instrumental, promoviendo la separación entre saberes como compartimientos estancos que imposibilitan conjugar ética y conocimiento así como la relación entre las diferentes disciplinas? ¿Estamos produciendo conocimientos y profesionales que se articulen a las necesidades diversas del país, estamos contribuyendo a la elaboración de alternativas de convivencia, libertad y desarrollo que nos emancipen de los patrones de desarrollo que genera el conocimiento de los "amos del mundo"?
El problema de la universidad también y de manera importante tiene que ver con las bajas rentas que le otorga el Estado para pagar una infame deuda eterna, hecho que denunciamos y combatimos, pero contra la autocomplacencia debemos ejercitar el uso de la razón y preguntarnos si la actual situación - de la universidad pública cambiaría si es que se triplicaran las rentas, para nosotros es obvio que no. La explicación economicista no nos es suficiente, pues si sólo de recursos se tratara Marx jamás hubiera entendido como clase revolucionaria al cada vez más expoliado proletariado, y jamás hubiera pensado que era portador de la elevación moral y cultural de toda la humanidad; tampoco hubiera sido posible que tipos como Mariátegui -que nunca pasaron por la universidad- y se desenvolvieron en difíciles condiciones- lograran ser los más brillantes intelectuales del país.
Necesitamos ubicar el tema de la universidad en otros términos, a fin de resolver la crisis de sentido que arrastra a otras crisis, como por ejemplo la crisis emanada de la corrupción, el clientelaje y corporativismo hoy encarnadas en estudiantes, docentes y trabajadores que privilegian -paradójicamente privatizándola- sus propios intereses, a los de la universidad pública. La universidad hace tiempo que ha sido privatizada por estos aspectos de la subjetividad de sus actores, por su desconexión con los intereses de la sociedad y su cada vez mayor articulación a un mercado estrecho y articulado a una economía dependiente a la que buscan afanosamente llegar los futuros profesionales cueste lo que cueste. El problema central de la universidad es qué tipo de conocimientos se producen y reproducen y en función de qué proyectos: en la universidad no hemos reflexionado en lo más mínimo sobre este aspecto.
Cualquier proyecto colectivo que se proponga la emancipación social no puede ayudar a convertir a la universidad pública en tierra de nadie, en campo de batalla (como lo hicieran Sendero Luminoso, el MRTA o la dictadura Fujimorista), ni botín económico o político (como lo hizo la vieja izquierda que hoy es el pasado en copa nueva), ni en empresa como quisieran los ingenuos émulos del "libre mercado y la eficiencia competitiva". La universidad pública tiene que ser un espacio al servicio de la emancipación, desde su particular perspectiva y especificidad, libre de las amarras del poder político (léase gobierno) y del poder económico, lo que no significa que no tenga responsabilidades para con la sociedad. No se trata entonces de hablar cosas en el aire sin vinculación con nuestra realidad cotidiana. No todo son aspectos negativos, en las universidades públicas existe un potencial y una reserva moral impresionante, que ha sobrevivido gracias a quienes han entendido su importancia.
¿Le interesa todo esto a los autodenominados “radicales”? Hoy que las universidades y sus “estamentos” gremiales se movilizan por más rentas, estamos convencidos que cualquier cambio sustantivo en la universidad será obra de actores que vayan más allá del ramplón economicismo, sazonado de una idea vaga de autonomía (en lo que paradójicamente se confluye con los que hoy administran universidades con fines de lucro) o quienes creen que el problema de la corrupción es sólo un problema moral de las autoridades y hoy buscan reemplazarlas para continuar con el círculo vicioso (no debe sorprendernos que sea la misma izquierda corrupta la que desde la oposición a las autoridades y/o siendo parte de las enquistadas y burocratizadas direcciones de las universidades se turne en los gobiernos de elas mismas siendo el de la corrupción un problema endémico).
Creemos entonces que, es necesario ir más allá del economicismo, el problema de la universidad debe abordarse desde su sentido y sus funciones. La universidad pública debe orientarse clara y definidamente a la producción de saberes para un proyecto emancipatorio del país, articulados a los intereses y necesidades de su entorno, contribuyendo a nuestra descolonización de forma integral. Ni sometida a los intereses del poder político ni económico, pero con gran responsabilidad social. Es necesario defender la universidad pública. Debemos exigir menos pago a la deuda externa y más financiamiento a la educación pública y a la Universidad en particular, a fin de hacerla eje de un desarrollo autónomo del país, con cabida para todos los peruanos. Debe buscarse mayor financiación estatal -a pesar del abandono estatal- pero a la vez debe haber una participación de los universitarios respecto al uso de los recursos y sus prioridades, exigiendo la máxima fiscalización y transparencia. El Estado no debe desentenderse de sus obligaciones. Acabar con el cernidor discriminatorio de las "Pre" que otorgan más oportunidades a quienes tienen más dinero. Las "Pre" no debe desaparecer como centro de preparación, pero si como posibilidad de ingreso, debe ser fuente de ingresos valiéndose de la calidad de sus servicios, pero no favoreciendo a quienes puedan pagarla.
Es necesario abrir un franco debate sobre la pertinencia -el sentido- y las características estructurales de la universidad pública en el Perú. Esto implica asumir, como generación y en consonancia con los nuevos retos que plantea la escena contemporánea una nueva Reforma Universitaria que parta de un nuevo movimiento universitario. Esto a su vez debe traducirse en una nueva legislación sobre la universidad, además se deben abolir las universidades con fines de lucro.
Apostar por la construcción de un nuevo movimiento universitario, que tenga representatividad democrática, que combata el corporativismo y el clientelaje de cualquier índole; que promueva y se sostenga sobre prácticas concretas de creación de saberes al servicio de una sociedad más libre y solidaria, sin ninguna forma de dominación por razones de clase, cultura, sexo, orientación sexual, fe religiosa etc. trabajando por una sociedad inclusiva que promueva la diversidad.
Fortalecer los procesos de reforma académica, los mismos que deben ser permanentes, es necesario por ello el involucramiento de la comunidad universitaria en su conjunto, así como el abrir las puertas a la participación de la propia sociedad. Así mismo debe volver a ser el eje de la tarea universitaria, la investigación enraizada en las necesidades del país. Por ello nos hacemos parte de la convocatoria a salir de la indiferencia, a no aceptar más prejuicios, a promover el uso de la discusión racional y alturada, a combatir cualquier forma de corrupción. A construir una cultura de estudio y solidaridad, de crítica ante lo aparentemente naturalizado y orientada al compromiso por un mundo distinto en el que se desplieguen todas las capacidades humanas. A construir una corriente alternativa y radical de izquierda generando una voluntad colectiva de transformación de la universidad que no se acabe en la elaboración programática sino que encarne un poder constituyente que empiece a construir aquí y ahora una universidad para la emancipación social. A no fetichizarla como si fuera el único camino o el único espacio donde se producen saberes, aceptando nuestra particular condición de universitarios que saben que el mundo está más allá de nosotros y que es sostenido fundamentalmente por quienes con la creatividad de su trabajo y con las diversas formas de inteligencia mantienen este mundo con vida y siguen pugnando por mantener y enriquecer la vida. Dotemos a la universidad de potencia revolucionaria.
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