lunes, 2 de agosto de 2010

Una visión sobre la UNMSM desde adentro

Una visión sobre la UNMSM desde adentro

Entrevista de la revista virtual de estudiantes de ciencias sociales “Inter-actuando” a la estudiante de antropología de San Marcos cuyo seudónimo es “Juana Huamán Cordoba”.
(31 de julio de 2010)





Pregunta: ¿Por qué has decidido esconder tu identidad?

Respuesta: La respuesta es muy simple. Porque no veo condiciones de establecer un debate político abierto, ya que existen indicios de represalias de parte de algunos docentes, y mucha inmadurez política de mis compañeros estudiantes. ¿Para qué decir mi nombre? Considero que decir mi nombre real no es una necesidad, y mucho menos impedimento para la expresión de mis ideas, no es necesario mostrar mi ADN para debatir. En todo caso, me refugio en la idea de la representación, como en la película V de Vendetta y la mascara de Guy Fawkes. Un juego, aunque serio. De lo que se trata es de debatir ideas, que muestren fuerzas y corrientes de opinión.

Pregunta: ¿Cuál es tu análisis de la situación actual de la facultad y la universidad?

Respuesta: La cosa es complicada pues nos encontramos en momento de quiebre, al menos un quiebre respecto a lo que era San Marcos hasta los años ochenta y noventa. En los ochenta la cosa se debatía entre Sendero, la crisis económica y la izquierda Unida. En los noventa es clarísimo que el asunto de los estudiantes era enfrentarse al fujimorismo y las nefastas comisiones interventoras y militares. En ambos casos, era necesaria la política porque se jugaban otras cosas. ¿Y ahora qué? No hay proyecto, no hay partidos, y menos sentidos críticos de investigación. La política se ha reducido a una simple toma y daca entre profesores-caudillos que arman listas y que tienen como meta estratégica llegar a ser decanos o a lo mucho rectores, sin saber qué hacer una vez que llegan a sentarse en sus oficinas, todas feas por cierto. Y por otro lado, estudiantes-dirigentes que se dedican a jugar este juego, pero no con música propia sino al ritmo de la orquesta de los profesores-caudillos. Los estudiantes a los cuales llaman operadores, no son compositores, sino simples ejecutores, no crean, solo repiten, hacen cover.

La Facultad de Sociales es una de las más golpeadas por esta transición. Aquí hemos vivido cosas realmente impensables hace unos años: acuerdos, pactos, alianzas, y traiciones entre profesores que solo los mueve el mero calculo oportunista de ganar elecciones, ocupar cargos, recibir y repartir prebendas y por supuesto actos de corrupción, pero ni siquiera corrupción grande, sino la menuda, casi como coimas de policía de tránsito, que dice mucho de lo trágico y patético de la crisis en que nos encontramos. Y la última coyuntura de las elecciones en la facultad demuestra los extremos a que puede llegar este tipo de arreglos. Yo decidí oponerme a la elección del profesor Waldemar Espinoza pues creo que su alianza política representa lo más retrogrado de la facultad (mira en antropología qué profesor nefasto lo apoyaba), pero también es justo decir que la alianza ganadora tampoco tiene brillos propios, no tiene cuadros nuevos y de futuro que soporten su trabajo. Pero sobretodo es una alianza débil, sin planes, y que ahora no saben qué hacer con la facultad. Pero al menos se le debe dar la duda del tiempo, porque en política el tiempo es la medida.

Pregunta: ¿Tienes actualmente alguna afiliación política, militancia, agrupación?

Respuesta: Provengo de una extraordinaria experiencia feminista que se crea en Sociales después de la salida de las comisiones interventoras. Y digo extraordinaria para lo que era San Marcos respecto a este tema: muy conservador, los marxistas-leninistas eran los peores, conservadores, reaccionarios. Tuvimos peleas terribles para posicionarnos, sobre todo con los compañeros de Historia que repetían las chácharas del finado profesor de historia Carlos Lazo, quien nos acusaba de pequeño burguesas, desviadas, lesbianas locas, machonas, posmodernas, lo peor del conservadurismo marxista-leninista. Hasta arrancaban nuestra publicidad de los muros, ocultaban nuestros pizarrones, era la época previa al facebook. Pero una vez organizadas, armamos muchas actividades, grupos, colectivos, publicaciones, mucho activismo. Debo reconocer que mi acercamiento al feminismo fue primero, como siempre, por un asunto personal, de descubrir un universo cultural que me fue prohibido en la familia y en el colegio religioso. Provengo de una familia muy conservadora, una típica familia de clase media conservadora que siempre votó a la derecha. Pero una vez que me acerco al feminismo me voy orientando rápidamente por sus corrientes de izquierda ya que me parecen las más coherentes, y específicamente con las propuestas de las feministas socialistas que pedían derechos y distribución. Me influyó mucho la lectura de Flora Tristán, de lo avanzada que fue pero también de las limitaciones obvias de su tiempo. Esta experiencia fue decisiva en mi formación y opciones de vida. Pero en mi lectura, la experiencia de los colectivos feministas en San Marcos se van agotando hace tres años por una sencilla razón: muchas iban terminando la carrera, otras nos ponemos a trabajar, y no tenemos la suficiente capacidad y perseverancia para formar nuevas compañeras y compañeros que tomen la posta.

Y en ese camino me relaciono con compañeras y algunos docentes de Sociales que provienen de experiencias políticas más antiguas, digamos de los noventas, algunas de los ochentas, y me voy adentrando más fuertemente en los debates de la izquierda propiamente dicha, y me vuelvo una lectora voraz, diría casi obsesiva, de la historia de las distintas corrientes socialistas, hago una lectura muy personal de toda la experiencia socialista. Y entre discusiones y lecturas encuentro que el asunto de la ecología ha sido la gran debilidad del pensamiento y experiencia socialista, su talón de Aquiles, su zona oscura. Y algo que marcó intelectualmente mi autoformación fue cuando un profesor amigo de antropología me regaló el 2009 el libro de Joan Martinez Alier, “El ecologismo de los pobres”. Su lectura me emocionó muchísimo, pues con su lectura pude encontrar mayor sentido a mis propias búsquedas políticas e intelectuales, y desde entonces he orientado mi formación como antropóloga en esa dirección.

Tuve un paso, felizmente muy fugaz, por el Partido Socialista de Javier Diez Canseco, pero me aburrió su burocratismo, su falta de ganas para hacer cosas novedosas, todo tenía que pasar por evaluación y comisiones (hasta lo espontáneo), y la Juventud del PS -donde quedé afiliada- estaba plagada de pequeños Lenin que me parecían de lo peor. Actualmente estoy afiliada a una organización política nueva “Tierra y Libertad”, pero debo aclarar que esta entrevista como mis comunicados anteriores lo hago a titulo personal. En “Tierra y Libertad” he encontrado un espacio de confluencia de intereses políticos diversos, un espacio nuevo que se construye con gente nueva, y existe un sentido de que esto tiene para tiempo, pero que debemos avanzar peleando coyuntura por coyuntura. En resumen, emocionalmente me considero una feminista de izquierda, socialista por vocación histórica, y ecologista por sentido de futuro. Siento que esta vez nos la jugamos todo, si no la luchamos en esa dirección estamos lejos de cualquier posibilidad de intervenir en el Perú y en el mundo. Si la ecología fue por mucho tiempo (y de cierta manera lo sigue siendo) el talón del Aquiles del socialismo, lo es más aun ahora para la reproducción del capitalismo: es su horror, su espanto, el factor negado, lo impronunciable, su limitación.

Pregunta: ¿Cómo ves la relación de la universidad con la sociedad? ¿Aun es posible establecer relaciones y en qué dirección(es)?

Respuesta: Esta es una pregunta clave, pero por sus limitaciones. Creo que la universidad peruana, y San Marcos en particular, ha perdido hace ya bastante tiempo sus relaciones reales con la sociedad, por una sencilla razón: no conocemos la sociedad realmente existente. ¿Qué relación pretendemos establecer sino sabemos de qué sociedad se trata? Yo propongo algo contundente al respecto. Que los estudiantes nos volquemos a la sociedad pero para conocerla, que salgamos de los muros (bueno, muros es un decir, casi una alegoría) de San Marcos y nos atrevamos a pensar de otra manera, pero desde la sociedad, desde el punto de vista de lo social. La universidad nos adormila. Al menos esta universidad. Con esto no quiero decir que no estudiemos, que no nos preparemos académicamente con aquellos/as profesores/as que aun les preocupa la cosa académica seria, que son los pocos, pero los hay. Yo sí leo antropología que se pretende seria, pero porque uno o dos profesores me orientan o me facilitan información, el resto es desierto. Pero mi punto es que los nuevos sentidos de la política están fuera de la universidad, no en las elecciones universitarias para decano o rector. Quedarnos en ello es nefasto y agobiante. Solo así le encontraremos sentido a nuestros estudios en CCSS y más aun en antropología. Por ejemplo, el CEAN es un desastre desde hace años, no tienen ideas ni propuestas, y ahora más se parece a un club de amiguitos de colegio.

Yo creo que los estudiantes debemos viajar y conocer el país, hasta por un mínimo sentido de aventura y curiosidad, conocer sus gentes, paisajes, sus sabores, sonidos, colores, sus olores, plagarnos de diversidad, debemos romper conscientemente con nuestro sentido centralista, con nuestras autoreferencias consumistas e individualistas. Y no lo digo por vocación populista, ni romántica y mucho menos exotista. El Perú de ahora no está para nuevos capítulos de populismo o romanticismo antropológico. Lo digo más bien por un sentido de experiencia vital.

Solo desde esas bases será posible que como estudiantes y comunidad universitaria nos acerquemos a la sociedad. Pero debo agregar que talvez esta idea de la relación entre un centro universitario (San Marcos) y la sociedad, puede que ya esté totalmente desfasada para los tiempos actuales, puede que ahora todo este mezclado, abigarrado, casi como una pintura barroca colonial.

Pregunta: ¿Qué piensas de la relación de Sendero Luminoso con la universidad, y su actual presencia en San Marcos?

Respuesta: Este es un tema delicado. Debo empezar manifestando mi total rechazo al senderismo, por todo lo que ha significado para la historia reciente del país, para el retroceso de las luchas democráticas del pueblo, por su dogmatismo, su ortodoxia, su discurso criminal y práctica asesina. Pero sobretodo recargo las tintas en la responsabilidad de su ideólogo-asesino que fue y es Abimael Guzmán. No haré aquí el recuento de sus crímenes y asesinatos hechos en nombre del pueblo, la crueldad y vesania con que lo hicieron. Sendero fue nefasto y retrogrado por donde se mire. Pero debo decir que fue un Sendero que apareció en el Perú, en nuestro sistema político, en nuestras universidades, en el propio campo de la izquierda, no eran de Marte o de Saturno. Y eso debe quedar muy claro en cualquier evaluación. ¿Cómo avanzó un dogmatismo asesino de ese tipo en el Perú? Esa es una pregunta parcialmente respondida en el Perú, y que nosotros como científicos sociales debemos comprometernos en responder. Diría que es una obligación académica e intelectual seguir avanzado en la respuesta, pues no solo responderemos acerca de qué fue y es Sendero, sino además sobre qué somos como sociedad.

A lo que voy es que Sendero debe ser comprendido, no justificado, pero también combatido política e ideológicamente. Y su permanencia y avance en espacios como la universidad se debe a dos asuntos clásicos de la política moderna: la producción de discursos totalizantes, y la perseverancia. Lo primero lo proveyó el discurso marxista-leninista-maoísta-Pensamiento Gonzalo, que se repite y se reinventa luego del Acuerdo de Paz. Lo segundo, la perseverancia, es lógico: los senderistas son los únicos que se quedan en la universidad haciendo política de ese tipo día tras día: tienen disciplina, recursos, y no por casualidad se han quedado o han regresado a los comedores, las viviendas, en comités de lucha, frentes estudiantiles, grupos culturales de danza y música, allí se mueven como peces en el agua y remueven resentimientos y prejuicios que están a flor de piel en una país muy discriminador. Todo esto ocurre frente el repliegue absoluto de los partidos políticos de las universidades públicas, el constante desprecio del estado y las elites por la universidad pública, y la complicidad de autoridades y profesores que establecen pactos nefastos y clientelistas con Sendero para mantenerse en el poder universitario. Es un cuadro trágico, pero real.

A Sendero no le interesó ni le interesa la universidad como institución de conocimiento, pero tampoco le importa a la tecnocracia neoliberal hegemónica. A los primeros, solo le servimos de caja de resonancia, como espacio de formación y captación de militantes. A lo segundos, solo les importamos como remedo de sistema democrático, de simple apariencia de una “educación pública para todos” pero en la práctica solo para pobres, y condenada hace décadas a la postración por su desinterés y abandono. Siempre he pensado que para las elites neoliberales, la universidad pública les significa el excedente y el costo inevitable que tienen que asumir para seguir manteniendo este remedo de sistema liberal, porque si fueran liberales de verdad, harían algo serio por la educación pública. En el modelo actual, la educación es excluyente, solo algunos se enganchan, la mayoría se jode.

Ahora, el Sendero que apareció hace poco en San Marcos, creo que se debe más a una estrategia calculada que ha servido para fortalecerlos en la medida que se proyecta una imagen de presencia en la universidad, pero que no la tiene en lo absoluto. Yo creo que eso fue una provocación calculada, con consecuencias desfavorables para ellos en la coyuntura, pero favorables a su lógica de expansión en el mediano plazo. Los otros beneficiados de su aparición fueron también los sectores de derecha reaccionaria, los militaristas, los sectores conservadores pro-fascistas que pedían intervención policial y militar, sanciones, mano dura. Eso no me sorprende para nada. Y no me sorprende tampoco que en coyunturas como estas, los extremos se toquen: Sendero y los fujimoristas. Ambos sectores están por la amnistía, ambos tratan de llevar viento a su molino pero desde la matriz de la amnistía y la impunidad para sus respectivos caudillos, sus jefes supremos, el filósofo asesino del Acuerdo de Paz, y un expresidente corrupto y también asesino.

Pregunta: ¿Cómo ven los estudiantes las ciencias sociales en San Marcos y sus estudios universitarios?

Respuesta: Responderé en términos muy personales para no caer en la soberbia de hablar en nombre de todos los estudiantes. Para mi estudiar antropología en San Marcos es casi una opción de locura. Invierto mucho de mi tiempo en lograr una autoformación adecuada pues lo que me ofrece la facultad y mi escuela es muy limitado. Considero que en antropología hay pocos profesores, diría que tres, que valen la pena escuchar, aprender y charlar con ellos, son guías amables aunque muy directos, te prestan libros y te orientan en la medida que tengas algo pertinente que decirles. Sino te chotean. Como decía antes, el resto es como desierto sin agua, incluyendo a mis amigos estudiantes que andan preocupados la mayor parte de las veces por cosas sin sentido, al menos para mí. Yo me he volcado a aprender sobre antropología y ecología, leo mucho, todo lo que puedo, y pienso especializarme en un postgrado que tenga que ver con desarrollo ecológico y antropología, siempre desde la perspectiva del activismo progresista. No me veo en otro escenario profesional y académico que no sea el del compromiso social.

Ahora voy terminando de aprender francés, pues la antropología francesa ha avanzado mucho sobre temas de ecología para la zona de la Amazonía y África central, y es formidable, aprendo mucho. Por el momento creo que ya tengo avanzado mi proyecto de tesis y estoy trabajando de asistente de investigación de un profesor de antropología, aunque sobre otro tema, quien además me enseña en conversaciones y con consejos de lectura, mucho de teoría antropológica pues los cursos que llevé en la escuela fueron muy limitados. El próximo año debo terminar la carrera. Pienso avanzar de inmediato con la tesis, y luego conseguir una beca para estudiar un doctorado en antropología. La política seguirá siendo para mí una gran pasión. Ser sanmarquina es mi otra pasión, y como toda pasión, tiene algo de irracional.

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