LAS CUMBRES EN LA ACTUAL COYUNTURA POLÍTICA NACIONAL
Álvaro Campana Ocampo
Verdades Que No Se Ven Facilmente: ¿Qué Buscan Las Cumbres?
Pomposamente este año en el Perú ha sido declarado como “Año de las Cumbres Mundiales” por la realización en el mes de mayo del Encuentro América Latina y la Unión Europea y en el mes de noviembre de Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC). En estas cumbres, las agendas a tratar y las premisas que las sustentan, pueden resumirse en el propósito de profundizar y consolidar el modelo neoliberal. Esto, a través de estrategias bilaterales, en un contexto de disputas de los diversos bloques regionales ante el fracaso de las estrategias multilaterales promovidas desde la OMC (organización Mundial del Comercio), en las que son protagonistas beneficiados los países centrales y las trasnacionales a las que le son útiles.
El llamado libre comercio (que no es tal), la promoción del crecimiento económico a través de la desregulación de los mercados y el abaratamiento de los costes laborales; la promoción de las inversiones externas, la separación entre política y economía considerando los asuntos económicos como técnicos y por tanto alejados de la posibilidad de decisión de los afectados; la elaboración de acuerdos de libre asociación que se constituyen en marcos político-jurídicos que trascienden la soberanía de los estados nacionales y la mercantilización/privatización de todo lo existente en desmedro de lo público o colectivo (en lo que se incluyen no sólo servicios sino recursos vitales como el agua, genéticos, culturales, etc.), son parte central de los temas a tratar.
En concreto se puede resumir en la idea “todo para las transnacionales”, convertidas estas en “ciudadanas” con mayores derechos y privilegios que las personas o los Estados, frente a las cuales se pone a estos y sus legislaciones, e incluso las armas a su servicio. Así, se conforman democracias procedimentales y cada vez más restringidas. Todo esto teniendo consecuencias especialmente para los países del sur (en competencia desigual con los países centrales en sus condiciones), estableciendo una división internacional del trabajo segmentada y polarizante (generando mayores brechas sociales entre regiones y personas) en las que países como los nuestros son fundamentalmente fuentes de materias primas y recursos estratégicos (explotados bajo condiciones desventajosas por las propias transnacionales) y de mano de obra barata (debido a la desregulación, y pérdida de derechos laborales), además de mercados de consumos en las que los países del sur compiten en condiciones desventajosas como por ejemplo es el caso de los alimentos. Obviamente estas cumbres se muestran como espacios en los que se discuten los problemas climáticos, la pobreza, el desarrollo sustentable, la cooperación técnica y otros temas más.
Las consecuencias sociales, ambientales, culturales, políticas, económicas de estas recetas saltan a la vista en los conflictos sociales que hemos observado en la última década. En este sentido, la estrategia de la globalización neoliberal avanza en estas negociaciones entre países (como es el caso de los TLCs con Estados Unidos ante el fracaso del ALCA), entre regiones (Europa-América Latina), países del Asia y el Pacífico.
Las Cumbres en el Perú
El modelo neoliberal en el Perú, fue implementado a través de un conjunto de “reformas estructurales” que se iniciaron con el Fujimorismo y que han tenido continuidad en “democracia” en el gobierno de Toledo y García. Estos dos últimos gobiernos se instalaron en el Estado gracias a sus promesas de propiciar cambios de rumbo, apareciendo en el último caso como alternativa a la derecha como al supuesto extremismo humalista frente al que triunfaría con los votos de la propia derecha. Ya entonces el Perú expresaba la segmentación y las brechas históricas exacerbadas gracias a las reformas neoliberales: costa agro-exportadora pujante y centro político y financiero articulado a la economía transnacionalizada. Una sierra especialmente en el sur sumida en la pobreza al igual que la selva. Espacios de enclaves de explotación de hidrocarburos, de minería, o de inversión en servicios especialmente turísticos en el interior del país, rodeados de zonas rurales cada vez más empobrecidas cuyos recursos son expropiados vía Lima. Esta realidad se mostró en las votaciones, en las que las zonas donde se produjo el “voto antisisitema” fueron especialmente el sur andino y el interior del país, al igual que la fortaleza neoliberal se halla en algunas zonas de la costa y especialmente en Lima, la que definiría la votación por Alan García.
García terminó orientando su gobierno hacia el continuismo, aliándose a la derecha. Las Cumbres aparecen como una oportunidad para consolidar su imagen y su propuesta de modernización neoliberal. Sin embargo, a estas alturas, no sólo hay un estado de ánimo contra lo que significa el neoliberalismo, formulado en muchas regiones como un “anticentralismo” e incluso “antilimeñismo”; hay una evidente deslegitimación de este modelo económico, social y cultural. Esto, acompañado por la crisis cada vez más palpable de la economía mundial –que ingresa en proceso de recesión- y el declive norteamericano, así como la instalación en la región de regímenes que o moderan las características del modelo, o buscan abiertamente combatirlo.
La recomposición de los lazos sociales, luego de años de crisis económica y de guerra interna, es más evidente que nunca. El país se halla en un contexto de movilización y rechazo crecientes. Frente a esto, el gobierno ha optado por desarrollar lo que algunos analistas denominan el “neoliberalismo armado”, es decir una política de criminalización de la protesta, e incluso implementación de dispositivos que posibilitarían acciones paramilitares a través del llamado arresto ciudadano –a través de la legislación-, así como acciones de amedrentamiento armado a través del legalizado uso de armas de fuego contra los manifestantes por parte de la policía, o la infiltración de provocadores que disparan a la policía y a los propios manifestantes.
También se echa mano de los medios de comunicación para declarar como “terroristas” a sus opositores a los que ha empezado a perseguir y encarcelar, especialmente a los de retórica más radical, así como a los que empiezan a constituirse en movimientos más organizados a quienes incluye –de manera nada inocente- entre los que estarían moviéndose bajo la órbita del “bolivarianismo”, cada vez más confundido en las influencias del “chavismo” o de las FARC colombianas, en una estrategia de macarthización de la política.
Las Cumbres Y Cumbres Alternativas Como Punto De Quiebre.
Es evidente a estas alturas el propósito del gobierno y los grupos de poder con la realización de las Cumbres. Sin embargo, aparece otra dimensión que consideramos crucial para los propósitos de la consolidación neoliberal en el país: el hecho de que las políticas desarrolladas en el país, se articulan a un modelo de sociedad a nivel global. En el imaginario esto muestra el grado de inserción que hemos logrado a la moderna economía mundial y a su camino de progreso. Sin embargo, esta dimensión halla su contracara, en la cada vez más clara crisis económica mundial, que tiene repercusiones muy concretas en una economía insertada como la nuestra, pero también en la realización de las llamadas “contracumbres” o Cumbres Sociales que se realizan paralelamente en este tipo de ocasiones.
En efecto, el Perú parece llegar con retraso, aunque sin pausa, al cuestionamiento del neoliberalismo. Esto debido entre muchas cosas a los efectos de la guerra interna y de la dictadura fujimorista que calaron hondo en la sociedad peruana. Mientras en el mundo se cuestionaba al modelo y aparecían formas de organización que luchaban contra él a mediados de los noventas, el Fujimorismo gozaba aún de una gran popularidad. Hoy que se instalan gobiernos progresistas en América Latina, el actual gobierno pretende la consolidación del modelo.
Las organizaciones sociales más importantes, algunas sobrevivientes de las décadas anteriores y otras nuevas con reivindicaciones y discursos más novedosos, cobran mayor protagonismo y empiezan a mostrar niveles de articulación mayor. Sin embargo, en la mayoría de ellas no se produce aún un quiebre con las lógicas principalmente reivindicativas y corporativas que las encierra y limita a tener sólo un alcance sectorial o regional. Los discursos no se han renovado y no parecen decir nada sobre el mundo que ha cambiado. Por otra parte, para la mayoría de la población, las agendas que movilizan a la mayoría de pueblos contra el neoliberalismo y que tienen una dimensión global aún son ajenas.
En este contexto, el gobierno se empeña en empatar su retórica antiterrorista, cuyo origen se halla en la guerra contrasubversiva de las décadas pasadas, con las políticas antiterroristas que se impulsan hoy por el guerrerismo y militarismo norteamericano, al que terminan siendo funcionales quienes aún, aunque sea de manera discursiva, siguen moviéndose entre opciones violentistas o exclusivamente confrontacionales.
Las Cumbres Sociales o Alternativas, al propiciar el encuentro de la “sociedad civil” de las diversas regiones del planeta puede servir para influir tanto en la opinión pública como en los sectores organizados del campo popular en: a) Mostrar que el rechazo al neoliberalismo y al guerrerismo norteamericano es global por el callejón sin salida al que nos está llevando. b) Establecer niveles de contacto e intercambio entre las diversas luchas y sus respectivas agendas (local, regional, continental y global) vigorizando la idea de la diversidad como fortaleza y la necesidad de la democratización radical de todas las relaciones sociales como norte de los movimientos sociales. c) Articularnos a las corrientes de transformación que recorren el mundo, refrescar el pensamiento crítico en el país, y propiciar la construcción de alternativas políticas antineoliberales y anticapitalistas que impliquen a las mayorías sociales traduciéndose en mayorías políticas.
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