jueves, 26 de marzo de 2009

Edmundo Camana, símbolo de los humillados y ofendidos eternos de este país


Edmundo Camana, símbolo de la Comisión de la Verdad, al que se pretendió convertir no una sino varias veces en instrumento para desprestigiar a los defensores de los derechos humanos, ha muerto después de ser prácticamente secuestrado por el impresentable congresista aprista Edgard Núñez. Mi indignación es inmensa y me cuestiona el cómo hemos permitido a estos miserables volver al gobierno y cómo seguimos permitiendo que la injusticia sea el pan de cada día en nuestra patria. Las estupideces que ha dicho el tal Núñez, sobre la supuesta utilización de Camana y su imagen por parte de la Comisión de la Verdad y las sumas millonarias que supuestamente reporta a las organziaciones de derechos humanos son tan verdaderas y creíbles como la promesa de Alan García de revisar el TLC y gobernar para un cambio responsable.

Este señor, en pared con el derechista periódico Expreso, decían que Camana no se había beneficiado en nada por ser el símbolo de la CVR, que nunca había recibido nada, como si esa no fuera responsabilidad del Estado y del gobierno que lo gestiona. Recuerdo que este tipo de utilizaciones ya las había hecho PANORAMA, pero en otro sentido, cuando arreciaban las campañas contra los "círculos bolivarianos" y las vinculaciones Caracas-Bolivia-MRTA-Ollanta, las Casas del Alba y todo lo demás que estaba entonces supuestamente relacionado con las protestas que en ese momento se sucedían por todo el país. Fue sino me equivoco hace un año cuando este programita del Canal 5 puso la foto de Camana, retocando el trapo que tenía en la cabeza, pintándolo de rojo y agregándole una hoz y un martillo, para atacar a los organismos de derechos humanos en uno de sus reportajes.

Esta es una expresión neta de lo que ha sido y es hasta hoy nuestro país y de cómo sigue actuando el Estado y como está en función de los sectores privilegiados que una vez más se zurran en las mayorías nacionales, invisibilizadas, vilipendiadas, maltratadas, vejadas. Camana fue víctima de Sendero Luminoso, sobrevivió a la matanza de Lucanamarca, pero al final no pudo resistir a la embestida del neoliberalismo armado que hoy nos gobierna.

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