lunes, 23 de marzo de 2009

A PROPÓSITO DE LA TENTACIÓN DEL PADRE ARANA DE CARLOS BEDOYA

Me alegra que aparezcan estas discusiones. Creo que son fundamentales en este momento de gran desorientación y fragmentación en el campo popular, mientras parece que andamos en una regresión política con el supuesto ascenso de Keiko Fujimori, esfuerzos por tender cortinas de humo por parte del gobierno frente a sus flagrantes latrocinios y sus políticas antipatrióticas, que hacen parte del modelo que pretenden consolidar definitivamente en los proximos años. Además, discusiones como estas son claves porque, en un contexto de crisis del capitalismo y todo este viraje hacia la izquierda en el continente, parecen desnudarse nuevamente los intereses y proyectos realmente en juego. No es por ello gratuito que se discuta sobre la crisis y la viabilidad de mantener el crecimiento macroeconómico, o las discusiones en torno a la memoria, el museo y el juicio a Fujimori. Por ello efectivamente, las elecciones que se acercan son muy importantes, de ahi que prematuramente empiecen las encuestas y los lanzamientos de candidatos.

Entonces, sobre el tema en discusión, tengo las siguientes impresiones:

1. Creo que de lo que se trata es de construir un proyecto popular que recoja la diversidad de lo que hay en el campo popular. No se trata de ver detrás de qué candidato se corre como punto de partida. En este sentido hay mucho por hacer, y se requiere del conscurso de los nacionalistas, de los etnonacionalistas (indígenistas), de los movimientos sociales, pero también de la izquierda socialista, que también es diversa. Es decir, se necesita ver las cosas más allá de lo meramente electoral, de apostar por el fortalecimiento de los movimientos sociales, de convocar a las diversas fuerzas políticas para construir un bloque social, cultural, político y sin duda electoral. Lo que hace falta es construir una mayoria social y política que sea protagonista del cambio profundo que el país necesita, pero esa mayoría no será obra ni de un caudillo, ni de un partido, ni siquiera de una corriente política. El país es complejo, y hay que hacer un gran esfuerzo de articulación de lo diverso.

2. Esto, sin embargo, será parte de un proceso. Es innegable la ascendencia de Ollanta en los sectores populares, sobre todo porque no hay, hasta este momento, alguien más aparezca como un serio adversario frente a la derecha. Pero, esto no significa que no deban existir otros liderazgos, otras organizaciones, otros programas más específicos que también se perfilen con autonomía en el escenario. Es más, hace falta un polo de izquierda socialista, una representación renovada de la izquierda a la que no puede ni dará cabida el nacionalismo o el "indigenismo". Creo que el liderazgo de Marco Arana puede expresar esa posibilidad de convocar a un espacio amplio de izquierda en el que confluyan la socialdemocracia, los mls, los socialliberales, y lo que yo llamaría una izquierda autónoma, activistas y organizaciones sociales -porque no debemos olvidar que el padre es un lider social en el país-.

¿por qué contraponer prematuramente procesos que pueden ir avanzando paralelamente y dialogando? ¿por qué definir ahora una candidatura "ganadora"? La vida, como la política y la construcción de un sujeto popular en un país tan complejo como el nuestro, es más sinuosa y compleja. No podemos plantearnos las cosas de manera excluyente y exclusiva.

3. Ahora, sin duda, es clave tener claridad política sobre algunas cosas: creo que no están en juego la democracia o el posible triunfo del autoritarismo. Creo que la pugna no es entre un Marco Arana democrático y las opciones autoritarias de Keiko y Ollanta (poniendo a ambos en el mismo saco). Plantear las cosas en esos términos es por una parte enfocar mal el problema. Lo que necesitamos sin duda es una democracia mas sustantiva inviable con un modelo excluyente y antipopular como el neoliberalismo, y no sólo la gestión honesta y eficaz de los pretendidamente buenos y bienpensantes. El dilema es entre el continuismo del autoritario modelo neoliberal y la apuesta por democratizar el país a través de una alternativa popular. Arana puede ser la expresion de una propuesta de izquierda que asuma un programa antineoliberal, profundamente democratizador, desde la izquierda socialista; Ollanta lo es desde el nacionalismo con el que hay coincidencias programáticas, pero también diferencias que deben ser puestas sobre el tapete, para construir un programa conjunto desde los espacios populares, fuera de los que no pueden estar los movimientos indígenas de la sierra y la amazonía, ni los moivientos sociales y las diversas expresiones locales y regionales.

4. Por otro lado, también es crucial apostar por la construcción de un sujeto, con identidad política, diferenciado, que se afirme y levante un programa diferente al que hoy está en curso. Hay que recuperar la política como conflicto, como disputa que se suscita entre proyectos de país, como expresión de articulaciones clasistas. La izquierda renovada no puede ser representada por técnicos neutrales como si los hubiera, o por clientes de programas de desarrollo de las ongs; debe expresar el deseo de cambio de los humillados y ofendidos de siempre, de los trabajadores, de los productores, de las mujeres, de los indigenas y campesinos, debe crecer al calor de la lucha y la organización popular y no sólo en las mesas o espacios de concertación.

5. Es obvio que debemos apostar por la unidad, pero por la unidad en la diversidad. Lo responsable es entender el camino a la transformación del país, como un proceso; es que llegado el momento se tenga la madurez y la generosidad para comprender que esto debe ser tarea del pueblo en su conjunto y no de algun mesias; es que no ocurra que al final las candidaturas se compren y se vendan o se repartan entre allegados sino que sean expresion de elecciones primarias en las que se demuestre la voluntad movilizadora y unitaria de las diversas corrientes, ya que tan importante son las elecciones; es que seamos capaces de levantar un programa unitario de cambio y que esa sea la base de nuestra unidad.

La Tentación del Padre Arana II

No esperaba tantas respuestas al artículo que escribí hace unos días “La Tentación del Padre Arana”, en donde señalé como positiva la aparición en la escena política nacional de un líder social de las virtudes de Marco Arana, pero en el que quise tener en cuenta más dimensiones de las que aparecían a primera vista.

Cuando dicen que Arana tiene muchos valores, que otros conocen más que yo, no lo cuestiono porque sin duda es cierto. Y aunque no soy experto en aranismo ni humanismo, solo sé que terminé participando en una reunión de personas que estaban tratando de formar un espacio nuevo, que supere a la izquierda tradicional, alrededor de la figura del Padre Arana, y que si bien todavía no estaban convencidos de postular por su cuenta para el 2011, tenían claras sus críticas a la candidatura de Ollanta Humala, lo que se expresaba en cosas como: es probable que sea un violador de derechos humanos, es autoritario, no es de izquierda, etc.

Lo que me quedó muy claro es que para algunos tal vez sea mejor un gobierno de derecha cinco años más, con tal de preparar una propuesta para el 2016. Pero, ¿cómo me pueden decir que no me doy cuenta que se estaba apuntando más allá de lo electoral, si precisamente lo electoral estaba en el centro de la reunión? Y, disculpen, pero no pude dejar de expresar mi sentimiento frente a lo que pude apreciar, porque mucho de lo que se dijo allí, ya lo había escuchado antes en el Partido Socialista.

En el 2006, también quisimos ser una izquierda distinta a la vieja izquierda y sin ningún lazo con ella; y en ese mismo proceso jugamos contra Humala, mientras una inmensa ola popular lo identificó como el candidato del cambio, convirtiéndonos en miniatura.

¿Por qué la gente no votó por la izquierda? Porque fuimos divididos. Porque no queríamos ganar, como si quería Ollanta. Entonces, resulta un error creer que el tema es tener un buen candidato para oponerlo frente al que no nos gusta. Nadie niega que Javier Diez Canseco y Susana Villarán eran candidatos con buena imagen, pero muy pocos quisieron desperdiciar su voto por aquéllos que veían como perdedores.

Hoy en día, frente a una derecha que va a tener grandes dificultades para unificarse hacia el 2011, como quisiera García, y aumentar sus posibilidades de victoria y con ello la continuidad del modelo, tenemos una oportunidad concreta de que todos los sectores antineoliberales y por el cambio, presentemos desde el inicio una propuesta ganadora con Humala.

Solo una perspectiva así, sacaría al Perú del alineamiento proimperialista en el que se encuentra y abriría amplias posibilidades a la movilización social. Seguramente plantearía también nuevos retos, pero sin duda sería un paso adelante.

Estoy seguro que lo mejor de la intelectualidad de izquierda y parte de los que fueron a la reunión de donde nace este debate, serían convocados. Entonces, si tenemos de nuestro lado al Padre Arana, reforzaríamos con él, la idea de un proyecto para la victoria. Lo otro es insistir en que a nosotros no nos preocupa ganar sino tener algunos parlamentarios por ahora y prepararnos para cuando seamos un poco más viejos.

Yo apoyo que se forme un comité pro Arana, pero de ninguna manera algo contra la izquierda o contra Humala, ni con la soberbia de los que están más allá del resto, ni con el criterio de no me interesa lo que está en juego en este momento porque yo todavía no estoy tan preparado como quería estar.

Si bien todos tienen derecho a organizarse, tener un líder y ser mejores, la responsabilidad política es hacer lo que corresponde, en el momento oportuno. Por eso creo que hoy se impone la unidad para derrotar a las fuerzas reaccionarias. Ese es el lado donde debemos estar.

Carlos Bedoya
22/3/2009

PD: sobre el tema de los derechos humanos: ¿ustedes creen realmente que Ollanta es un Giampietri, un Telmo Hurtado, o un “Camión” infiltrado en el campo popular, para cumplir algún faenón represivo? ¿Estamos entre una izquierda que por los votos ya no le interesan los derechos humanos, y otra que encarna los principios?, ¿o estamos a partir de una acusación que no pudo sostenerse, armando una justificación aparentemente ética para dividir el campo popular?

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